jueves, 15 de julio de 2010
A partir de la seis de la mañana me era imposible volver a conciliar el sueño, el delicioso aroma del pan recién horneado subía sigilosamente las escaleras del ala poniente de la casa, las subía delicada y sutilmente, pero tropezando en cada peldaño. Con esa capacidad que solo tiene el aroma de algo que añoras, iba subiendo uno por uno los peldaños de la balaustrada escalera, los subía con sobrenatural fuerza y tesón hasta llegar arriba y llamar con atenta sutileza la puerta de mi alcoba, en ese momento, atravesaba las jambas y los dinteles del añoso portón hasta llegar a mí, en ese mismo instante, abría los ojos rápidamente y daba un vigoroso y forzudo vuelco en la cama; el pan terminaba de salir del horno... que olores que mi mente jamás olvidará, y que ni la muerte podrá borrar para la eternidad.
Trazos
Mis recuerdos
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Despertarte con el olor a pan recién hecho es de lo mejor que hay!
ResponderEliminarUn saludo:)
Tienes razon...pero no creo que sea eso lo que me pasa.Un saludo:)
ResponderEliminarEl olor del pan recién horneado es uno de los olores más buenos del mundo :)
ResponderEliminarUn besito color púrpura
Los olores que recuerdan a una infancia siempre serán especiales, porque ellos mismos serán las nostalgia que tanto se anhela cuando pasan los años
ResponderEliminarUn abrazo a todos, Cía,S♥ y la niña que escribio un libro :)