Dulce y lánguida Proserpina,
Tú que al averno descendiste,
cuán mísera ánima en pena.
Entre las tinieblas caminaste,
por las sombras vagaste,
Pero el acecho de la muerte
jamás pudo repudiarte.
El alevoso e infame infierno,
con tus propias carnes probaste.
Bajo tu fútil rostro etéreo,
Testigo fiel del auge lejano.
El aroma de la cercana muerte,
bajo tus clámides sientes.
Tan afín… tan cercana
Que escapar es imposible
Pobre de ti, sutil Proserpina.
Tú que al averno descendiste,
cuán mísera ánima en pena.
Entre las tinieblas caminaste,
por las sombras vagaste,
Pero el acecho de la muerte
jamás pudo repudiarte.
El alevoso e infame infierno,
con tus propias carnes probaste.
Bajo tu fútil rostro etéreo,
Testigo fiel del auge lejano.
El aroma de la cercana muerte,
bajo tus clámides sientes.
Tan afín… tan cercana
Que escapar es imposible
Pobre de ti, sutil Proserpina.
Me encanta que vuelvas a escribir. Imagino que con menos tiempo y todo eso, pero me gusta meterme y tener algo nuevo que leer y dejar simplemente que hablen las palabras.
ResponderEliminarMuchas gracias Irene
ResponderEliminarHe tenido que borrar todo lo publicado con anterioridad ya que la mayoría de las entradas van a formar parte del libro (obviamente adaptadas a la historia )y la editorial no quería que fuesen difundidas por el blog.
Ahora quiero hacer algo nuevo, quiero probar con la poesía, teatro.....ya iré viendo... e inventando je, je, je
Un abrazo
Eres una caja de sorpresas chevalier!! Todo lo que te propongas te va a salir porque tienes madera y de la buena ^^
ResponderEliminarEl poema precioso al igual que el anterior, que te confieso que me gusta más!
Quiero más!
Guau, la verdad es que me gusta, aunque sea un poema triste.
ResponderEliminarGracias por el comentario, me encantó ^^
Te seguiré leyendo.
!Muchas gracias chica del Tirso!
ResponderEliminarUn abrazo